Cristian, jefe de animación para viajes en grupos

Cristian Imo es un barcelonés muy activo y amante de los deportes que pronto se sintió atraído por la animación. Se formó como Animador Sociocultural y Turístico y habla muy bien inglés, catalán y castellano. Tiene una risa sincera y su mejor baza es un talento especial para transmitir serenidad a su equipo. Tanto es así que no dudan en seguirle de establecimiento en establecimiento.

Cuéntanos cuál ha sido tu experiencia como animador turístico…

Acttiv me ofreció la primera oportunidad para trabajar como animador en el verano de 2011 en el Hotel Servigroup Pueblo Benidorm. Después trabajé dos temporadas consecutivas en el Hotel Sea Club Menorca y promocioné a responsable de deportes en 2014 para el Hotel Estival Park de La Pineda. Mi primera temporada como jefe de animación fue en 2015 en el Servigroup Romana de Castellón. Ahora llevo dos años consecutivos realizando la temporada de invierno en Lleida en el Hotel Port Ainé y, la de verano, en el H10 Cambrils Playa de Tarragona.

En ambos complejos como jefe de animación.

Eso es. En Port Ainé somos 4 personas en el equipo y 6 en el caso del H10 Cambrils Playa.

¿Encuentras muchas diferencias entre la oferta de animación en ambos establecimientos?

¡Claro! Para empezar los espacios con los que cuentas cambian totalmente. En la animación de playa trabajo en un marco muy acuático con muchas actividades en la piscina, marcando el ritmo con el club dance a su alrededor y con varias canchas deportivas. Mi principal reto al comenzar a trabajar en Port Ainé fue ver cómo sacar el máximo provecho al nuevo entorno. Sacar rendimiento a espacios del interior que podían cobrar nueva vida y, sobre todo, realizar actividades de exterior con la nieve como protagonista.

No sólo los espacios, también el tipo de cliente cambia radicalmente.

Sí. Para comenzar, el mero concepto de tratar al huésped de manera individual y en grupo. Durante la semana, en Port Ainé se alojan grupos de estudiantes para disfrutar de su Semana Blanca. Suelen tener entre 8 y 16 años. En el miniclub del H10 Cambrils Playa podemos tener de 20 a 30 niños, en Port Ainé los grupos de estudiantes son de un mínimo de 70 niños y, de ahí, para adelante. Aquí no cabe la improvisación. Cada actividad debe estar muy bien pensada para no perder el ritmo, que sea atractiva y la puedas controlar en todo momento. Además, debemos tener en cuenta el tema de la motivación.

¿A qué te refieres con motivación?

Nuestra responsabilidad como animadores es conseguir que los escolares quieran participar en las actividades. Nos los tenemos que ganar. Entre el 50-60% de los niños que vienen son adolescentes y es la edad más complicada. Tenemos nuestros trucos, como por ejemplo, identificar al líder del grupo para conocerlo mejor y, muy importante, ganarnos el favor de las chicas.

Un ejemplo para entender la importancia de la motivación es el uso de los móviles. En cuanto vemos que viene un grupo de chavales que, desde su llegada, ya están todos mirando el móvil, sabemos que va a ser un grupo complicado. El Facebook es nuestro mayor competidor.

¿También identificas diferencias a la hora de organizar el programa de actividades semanal?

También hay diferencias. En el Hotel Port Ainé debo ser más flexible y adaptar el programa de animación a los grupos de estudiantes que nos visitan. Nuestro programa de animación comienza a las 17 horas (cuando las pistas de esquí cierran), realizamos una parada para cenar y continúa después de la cena. Para mi es fundamental conocer a los profesores en cuanto el nuevo grupo llega al establecimiento. Así, conozco sus expectativas sobre la animación y, sobre todo, las edades de los grupos. Puedo haber planteado un taller de manualidades en mi programa, pero si llega el grupo y veo que son unos pequeños terremotos debemos adaptarnos y sacarlos a la nieve a realizar deportes, guerras de nieve o gymkhanas.

¿Y los fines de semana?

Los fines de semana nos visitan familias o grupos de amigos y el planteamiento es muy distinto al de la semana, aunque también difiere del concepto de animación de playa. Las actividades se plantean a partir del cierre de pistas. Hay opciones para los adultos con clases de spinning o sesiones de estiramientos y relajación. Para los niños organizamos tardes temáticas para que se disfracen y jueguen en el interior.

¿Y cuáles son las diferencias que ves en tus responsabilidades como jefe de animación?

Tengo un papel muy importante como enlace entre los guías de viajes, los colegios y los demás departamentos.

Como jefe de animación en Port Ainé tengo un papel muy importante como enlace entre los guías de viajes, los colegios y los demás departamentos dentro del complejo. Se trata de una función organizativa que va más allá de las Relaciones Públicas tradicionales de un resort de playa. En el resort se trata de un trato individualizado con los huéspedes: les saludas, les haces sentir especiales y les acercas al programa de animación y al equipo. En el caso de los viajes en grupo, el trato sigue siendo personalizado pero el fin es más organizativo.

Recorriendo los distintos programas han surgida muchas diferencias entre la animación de playa y de nieve… 

En hoteles de nieve se trata más de acompañar a los huéspedes que de animarles al estilo tradicional de los resort de playa

Para mí la clave es que en hoteles de nieve se trata más de acompañar a los huéspedes que de animarles al estilo tradicional de los resort de playa. Me explico. En los hoteles de playa, los huéspedes están tumbados y nuestro objetivo es llevarles la diversión, ofrecerle actividades llamativas para que disfruten. Sin embargo, en los hoteles de nieve, los huéspedes ya han disfrutado, ya han realizado su deporte preferido y son más pasivos. Están más relajados. Ellos lo que quieren es que les acompañemos para pasar una tarde entretenida, pero sin ser sujetos activos de la actividad.

En los hoteles de nieve, por supuesto, no se van a levantar a bailar un club dance, pero sí creo que funcionarían muy bien los espectáculos y la minidisco ya que son propuestas de entretenimiento pasivo. En ambos casos, programándolos un poco antes.