Cuando el turismo deja huella en la memoria, no en el paisaje

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En los mapas muchos destinos de sol y playa podrían parecer intercambiables: arena, mar, clima agradable. Pero quienes trabajamos en ellos sabemos que no es así. Sabemos que lo que hace especial un lugar no es solo su imagen de postal, sino todo aquello que no se ve: su entorno natural, su gente y, también, la forma en la estos que se cuidan mutuamente.

En el corazón del turismo vacacional, el entretenimiento es mucho más que pasar un buen rato. Es una herramienta con la que, día a día, se tejen recuerdos, se refuerzan valores y se deja huella. También puede ser una vía silenciosa pero poderosa de educar, sensibilizar y transformar.

El Día del Medioambiente nos ofrece cada año una ocasión para detenernos y pensar: ¿qué responsabilidad tenemos los profesionales del turismo en la conservación de los entornos que hacen posible nuestra actividad? ¿Y qué papel puede desempeñar el entretenimiento en esa ecuación?

El entorno como parte de la experiencia del huésped

Cada vez más estudios coinciden: los viajeros valoran alojamientos comprometidos con el entorno. No es una moda ni una demanda exclusiva de las generaciones más jóvenes. Es una expectativa transversal.

Durante los últimos años, la demanda de actividades sostenibles y respetuosas con el medioambiente ha crecido de forma exponencial. Y no es casualidad: los huéspedes buscan autenticidad, impacto positivo y experiencias memorables. Aquellos establecimientos que han apostado por integrar la sostenibilidad en su programa de entretenimiento lo confirman: mejora la satisfacción del huésped, aumenta la participación y refuerza la reputación del alojamiento.

Según el estudio «Global Travel Trends 2023» de Expedia, el 90% de los viajeros dice querer viajar de forma más sostenible, y el 70% está dispuesto a pagar más por opciones que lo garanticen. En la misma línea, Booking revela que el 76% de los turistas prefiere alojamientos con medidas ambientales visibles. En España, 6 de cada 10 personas ya lo toman ya como criterio de elección.

Pero no se trata solo de lo que esperan, también influye en cómo se sienten. Un entorno natural cuidado, limpio, respetado y vivido como propio, mejora la experiencia del huésped de forma directa. Cambia su percepción del viaje. Le conecta con el lugar. Le da sentido a su estancia.

El entretenimiento como vía de transformación

Los datos coinciden con nuestras propias observaciones. En el informe sobre Experiencia del huésped y gestión del entretenimiento de Semana Santa 2024, elaborado por Acttiv a partir de la experiencia de 134 establecimientos, se registró un crecimiento del 66% en la participación de actividades ecosostenibles. Talleres de upcycling, rutas botánicas, juegos digitales y escapes temáticos fueron algunas de las propuestas con mayor participación. Y es que, en los últimos dos años, hemos observado un crecimiento constante en la participación de este tipo de propuestas. De hecho, durante el último periodo analizado, se registraron más de 60.000 participaciones en actividades sostenibles, con una media de 9 huéspedes por sesión. Esto no solo demuestra interés: demuestra oportunidad.

Cifras internas de Acttiv desde enero de 2024 hasta junio de 2025

Pero no es una cuestión de cifras. Es una cuestión de impacto. De legado. De entender que cada actividad puede ser también un mensaje. Un gesto. Una forma de mostrar que el turismo puede cuidar lo mismo que celebra.

Aquello que se aprende desde el disfrute, se retiene más fácilmente. Por eso, el entretenimiento tiene un potencial inmenso como canal de sensibilización. Una actividad infantil sobre reciclaje, una gymkhana de biodiversidad, un juego de pistas con mensajes ecológicos, un taller donde las familias reutilizan materiales… Son pequeñas acciones que, cuando están bien diseñadas, tienen un impacto real.

La participación en actividades ecosostenibles alcanzó un ratio de hasta 38 huéspedes en 2024. Datos de Acttiv.

Un destino que deja huella, sin dejar marca

Este es el enfoque que debería guiar toda propuesta turística que aspire a perdurar. Que el recuerdo sea profundo, pero el impacto ambiental, mínimo. Que la experiencia transforme al huésped, no al paisaje. Que lo que se deja atrás no sea huella física, sino memoria emocional y conciencia compartida.

No hay experiencia turística de calidad si no hay un entorno que la sostenga. Y ese entorno, natural y humano, necesita ser protegido. No solo por responsabilidad, sino por visión de futuro.

La buena noticia es que ya existen muchos profesionales en el sector que lo entienden así. Que no se conforman con ofrecer entretenimiento, sino que buscan aportar sentido. Que entienden que su trabajo también puede contribuir a que un destino sea sostenible, no solo rentable.

Este 5 de junio, en el Día Mundial del Medioambiente, merece la pena escuchar a quienes trabajan en esos entornos y sienten que también son suyos. Personas que inspiran. Que no solo entretienen, sino que conectan. A través de su voz, su trabajo y su ejemplo, nos recuerdan que la experiencia del huésped empieza mucho antes del check-in. Empieza en la forma en la que tratamos el lugar que nos acoge.

El entretenimiento, cuando se alinea con los valores del turismo responsable, tiene el poder de transformar la percepción del destino y generar una conexión más profunda con el lugar.

Los huéspedes lo cuentan en sus reseñas, lo comparten en sus redes y lo recuerdan cuando deciden volver. Un entretenimiento bien diseñado, con propuestas significativas y responsables, deja huella. Una huella positiva.

Apostar por un entretenimiento más responsable es invertir en la satisfacción, en la diferenciación y en la fidelización.

Porque cuidar del entorno es cuidar de la experiencia

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