Creamos expectación durante todo el día. Entregamos flyers informativos y hablamos con los huéspedes para que sepan que esa noche la fiesta está dentro de las instalaciones. El único requerimiento: deben vestir de blanco.
Nosotros, los animadores, nos caracterizamos a conjunto. Somos mimos, princesas de hielo y nos engalanamos con trajes de lino blanco.
También el cocktail debe ser blanco. Así que aconsejamos que en la Fiesta Blanca los clientes tengan la oportunidad de probar un cocktail especial de color blanco. Un ruso blanco, por ejemplo. O lo que se les ocurra en el departamento de Food & Beverage. No perdamos la ocasión de ofrecer algo diferente y, claro, de hacer una buena caja esa noche.
Buena música y una sugerente decoración. Con una inversión media podemos crear espacios muy atractivos para una noche blanca, todo depende de la inversión que cada establecimiento esté dispuesto a destinar.
Luego nosotros nos encargaremos de que la noche tenga un ritmo trepidante. Coreografías en blanco, pases de modelo y juegos con premios divertidos.