A todos los niños – no hemos encontrado una excepción a la regla – les encanta que les caractericemos con pinturas de cara. El facepainting o pintacaras es éxito asegurado. A los más pequeños les gusta disfrazarse, se trasladan, así, a los lugares de su imaginación.
El ejemplo más claro de nuevos clásicos son los talleres de cocina. Los programas de televisión han despertado el interés y los niños son los primeros en divertirse amasando la harina, decorando tartas y creando figuras con frutas. Así organizamos Mister Chef en algunos establecimientos.
Si las manualidades siempre han funcionado ahora los trasladamos a otros materiales. ¿Por qué no a las camisetas? Dejamos que coloreen a su gusto una figura. La silueta de la mascota de la cadena o establecimiento es siempre el elemento ideal. ¡Qué mejor regalo para llevar de vuelta a casa y recordar las vacaciones!